Cumpleaños con sabor a merengue

Yo era aún pequeñuelo, cuando empezaba a sentir el fútbol en la piel. Eran los tiempos en que mis amigos eran hinchas de la U o de Alianza. Tiempos en que aún no se percibía la parafernalia que hoy envuelve al fútbol, con su publicidad mediática, que puede influenciar a un niño, con solo presionar el botón de su computadora. Tiempos en que decidías por uno de los dos, a veces mas por convencimiento amical, que por algún sentimiento interno o normalmente, porque nuestro viejo, nos infundía la pasión desde pequeños, en cada relato de sus vivencias juveniles.

Mi padre era un confeso hincha del Cristal, porque trabajaba en la cervecería y se hizo seguidor, desde que se llamaba Sporting Tabaco. Me contaba que Rafael Asca descolgaba el balón con una mano, pero admiraba a Valeriano López, porque entraba como una tromba al área y su cabezazo era una patada mortal. -Era de temer el negro- Me decía. En cada relato, siempre encontraba una anécdota distinta, pero tenía una especial devoción, cuando recordaba al gran “Lolo” Fernández, había en sus ojos un brillo especial cuando hablaba del goleador. A veces, cuando me contaba que podía hacer 5 goles en un solo partido, pensaba que exageraba y mas de una vez, puse en duda que rompía redes y que incluso en algún partido se tiró abajo un arco o que lograba meter goles con todo y arquero. Aquella leyenda la comentábamos entre los amigos, que aún éramos unos mocosuelos imberbes que dábamos rienda suelta a nuestra alegría, corriendo cándidamente detrás de un balón y “Lolo”, era una especie de héroe mitológico que solo conocíamos por narraciones, pero que ya era un referente en nuestras aún nacientes memorias.

Nunca fui crema, porque aquella vez en el estadio, cuando mi viejo me llevó a ver a su Cristal, vi al “Cholo” Sotil y desde ese día sentí, que mi franja me acompañaría por toda la vida. Pero vaya que he sentido una envidia ajena para con la U y su linaje aguerrido, todo pundonor y garra que le llamaban. Desde chico fue el rival a vencer, al que siempre respetamos y el que tenía mas hinchada (se disputaban la otra mitad con Alianza). Tremendos partidos que vieron mis ojos. Por la memoria desfilan tantos y buenos jugadores que se pusieron su camiseta. Aunque nunca pude ver a “Lolo” Fernandez, si vi a un Roberto Challe, aquel maestro que parecía jugaba con una computadora en el cerebro. A Lucho Cruzado y Nicolás Fuentes con su elegancia y al legendario zaguero, llamado Héctor Chumpitaz (lo subrayo por respeto). A un goleador por excelencia como “Cachito” Ramirez. Un emblemático “Trucha” Rojas, un extraordinario wing, como Juan Carlos Oblitas o un avión hecho futbolista como JJ Muñante. Recuerdo con nostalgia como un emblema edil y dechado de virtudes futbolísticas, llamado Germán Leguia, salvó de la baja a mi franja y se fue a vestir de crema, porque ese era su destino, su legado y su vida entera. Mas cercana a la memoria, la leyenda de “Lolo” se reencarnó con el “Puma” Carranza, con toda la efervescencia de la trinchera norte, se hizo pasión con Roberto Martínez y la devoción crema creció con ese hincha que se bajó al verde, llamado “Chemo del Solar (jugador por si acaso). Tantos símbolos y nombres ilustres que la memoria se va quedando corta. Sería mezquino dejar de lado a los buenos entrenadores, desde Marcos Calderón, Scarone, hasta el mismo Ángel Cappa, hoy confeso hincha crema. Los extranjeros memorables desde Techera, Ballesteros, Silva, hasta Jorge Amado Nunez

Hoy que la U cumple 85 años, se hace mas lejano, aquel sueño juvenil de José Rubio y Luis Málaga, en las aulas de la UNMSM, que se fue haciendo realidad y junto a los Plácido Galindo y los Quiroz, De las Casas y Astengo, para fundar la Federación Universitaria de Fútbol, lo que después se convirtió en Universitario de Deportes. Aquel sueño, que ha sido compartido por cada corazón crema, ha permanecido altivo en el paso del tiempo. Cuando se hizo el primer campeón del torneo descentralizado y el primer equipo peruano, en participar en una Copa Libertadores, disputando la final. Y vaya que hay muchas hojas por leer en el libro de historia crema en estos torneos. Denominado el equipo “Copero”, nos dejó un recuerdo imborrable, allá por el 72’ cuando, prendidos al radio transistor, “Pocho” Rospigliosi nos hacia vibrar con “Ovación” desde el mismo Avellaneda y recuerdo haber sentido rabia, cuando nos daba el resultado final que dejaba a la U sub-campeón de América. Ese día no me sentí crema, pero si muy peruano.

Tengo muchos amigos, acérrimos hinchas cremas. Pero hoy recuerdo a Javier –un crema a muerte y amigo entrañable- siempre nos unió la misma pasión por el fútbol, pero nos dividía los colores de camiseta. Pero tan fuerte, es nuestra amistad, que recuerdo con nostalgia aquel día, cuando estuvimos juntos en la tribuna oriente, partido de Copa Libertadores, el estadio era un jolgorio. Estábamos abrazados, él lloraba emocionado y yo gritaba desaforado. En ese momento era un hincha más de la convulsión merengue en toda la tribuna. El “Cenizo” Nunez había hecho el segundo gol, el del triunfo crema, que yo compartí con mi buen amigo. Ese día no me sentí crema, pero si un amigo de verdad.

Dicen que la U, tiene lo que al fútbol peruano le falta: La garra. El laureado Mario Vargas Llosa: describe que la U tiene pundonor, locura y corazón a la hora de salir a la cancha. Un factor emotivo y pasional. Angel Cappa dice que la U es especial, porque lo hizo feliz cuando tenía todo para no serlo y no quiere regresar, para no borrar, los buenos recuerdos que ha dejado. Sus emblemáticos jugadores, dicen que la U tiene esa esencia especial que baña el espíritu y contagia de raza al que se pone la camiseta, que logra hacerlos más que jugadores en fanáticos. Dicen sus hinchas, que esa camiseta crema tiene un no sé qué, una especial forma de encandilarte, acaso sin importarle dos centavos, que su color original, haya sido blanco y que se hizo crema, por error de lavandería y que hoy sea una de las tantas anécdotas, de sabor merengue. O como rezan los dichos de la Trinchera Norte, el bastión crema que tiene como lema: Morir de pie para no vivir eternamente arrodillados.

Como sea que cada hincha crema sienta su devoción, hoy tiene una buena razón para inflar el pecho con orgullo. El tiempo lo ha hecho fuerte y aprendió que la esencia del hincha es saber soportar los momentos difíciles, que su aliento jamás debe decaer y que aún en la derrota o en los problemas, se puede ser más grande. Porque en el fútbol, existen los triunfos y las derrotas, pero que es más valiosa la dignidad y que por muy difícil que resulte un partido, cada fin de semana siempre habrá oportunidad para la revancha.

FELIZ CUMPLE CON SABOR A MERENGUE, para todos mis amigos de corazón crema
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