Que no se apague la lámpara de Ñol

Atrás ha quedado la noche en que el Monumental, se llenó de color y emociones compartidas, desde muy temprano por esos hinchas con el pecho pintado de crema, que alistaban la garganta con sus cánticos y odas tribuneras, haciendo notar su grito abierto para que ese jugador adicional que lleva el número 12, se hiciera más notorio que nunca, en una partido de copa. Al frente estaba el hincha mas “cuervo” y famoso de la TV argentina, el “Cabezòn” Marcelo Tinelli, que inquieto jugueteaba con su llavero, observando cómo el estadio, se coloreaba de una humareda amarillenta, para recibir a esta U que quiere ser diferente y que había vendido los boletos de la ilusión con marcada preferencia.


Abajo en el verde, el otro “cabezón”: Reynoso, hizo las cosas perfectas y aquel pedido de paciencia a la tribuna y entusiasmo a la prensa, tiene fundamento en su prédica mediática de recuperar la mística de antaño y que la U recupere el pergamino de equipo copero. Contra San Lorenzo, un equipo que vino a jugar con el libro de historia bajo el brazo, se vieron 45 minutos jugados con mucho vértigo, osados desde el arranque, atrevidos en el ataque y muy seguros en el fondo. El pressing al rival pareciera ser una nueva virtud de esta nueva crema, se hace notoria la agresividad de Rainer Torres, el despliegue del mexicano Espinoza, las ganas a veces inoportuna de Alva y el trajin generoso de Miguel Torres, fundamentados en el talento de un hombre que hoy es vital en el equipo: Nolberto Solano.

Y es que uno lo ve caminar y pareciera que tuviera las rodillas defectuosas, su trote cansino, trasmite la imagen como si tuviera un agotamiento prematuro. Pero basta que el balón le llegue a ese fantástico pié derecho, para que se ilumine como una lámpara mágica, que empieza a lanzar humaredas de fantasía. Basta que se genere los espacios para sacar su wincha de ingeniero y lanzar esos fantásticos pases cruzados, con milimétrica precisión y que siempre tienen buen destino. Al buen Ñol, hoy a los 34 años le basta caminar en la cancha y sean los demás, los que corran por él y dejen que su talento haga el resto. En los primeros 45, puso enésimos pases certeros, así llegó el penal a Calheira, que el mismo Ñol ejecutó con maestría, haciendo explotar el estadio que ya lo hizo ídolo.
Lástima que el buen momento de la U, solo durara 45 minutos, porque San Lorenzo puso la diferencia en el arresto físico, e incluso con un hombre menos, estuvo a punto de poner la igualdad. Los hinchas están contentos con mucha ilusión, pero no satisfechos, tienen una alegría en el alma, pero hay una escondida preocupación, que prefieren tragársela como bocado insípido, y tiene que ver con el fuelle que le quede al equipo de aquí en adelante, para afrontar el futuro inmediato que se le avecina en la copa.

Solano fue la figura de la cancha, hoy es la portada de prensa y el ídolo mimado de la hinchada que se rinde ante su talento. Pero terminó el partido aguantando el aliento y fue a parar a la clínica víctima del sobreesfuerzo físico y su adaptación a nuestro entorno. En la retina se nos ha quedado ese fantástico primer tiempo y la lámpara mágica de su pié derecho, aunque después del partido, algunas lenguas viperinas y mala leche hayan deslizado ese tufillo maloliente que el buen Ñol, tendrá muchos problemas para terminar los partidos, que tiene serias complicaciones físicas o que está roto para el fútbol, de todo corazón y con nuestra mejor plegaria, esperamos que esto último, solo sea una desagradable, como inoportuna, joda para Tinelli.


Devaneos insensatos de fútbol

-Lo que mal comienza mal acaba- Dice la sensatez.
-Se ha cosechado, lo que se ha sembrado- dice malhumorado el sentimiento.
-Esto es consecuencia de los malos dirigentes y el DT- Grita desaforada la pasión golpeando la pared con furia.
-No podíamos esperar menos, es un grupo mas de perdedores- agrega la desilusión tomándose el rostro con las manos.
-Será para la próxima, tenemos buenos jugadores y solo falta un buen DT, además ya estamos acostumbrados- culmina el conformismo, tratando de calmar los ánimos, a este grupo de emociones que se mira a la cara, sin encontrar ninguna explicación a otro papelón, otro fracaso y otro dolor para su pueblo futbolero.

Otra Sub-20, que ha hecho trizas los sueños de millones de peruanos que creyeron encontrar en unos nombres juveniles, esa utopía bobalicona de ir a otro mundial con la nueva sangre tan necesitada para resarcir nuestro anémico fútbol, que cada día ve acercarse más su triste final.

Un grupo de quisquillosos jovenzuelos que creen haber encontrado el tesoro escondido y que solo guardan en los bolsillos demasiados centavos que alimentan su enervado ego. Un jugador que elevaron a mega estrella y que hoy se siente dueño de los sueños ajenos, que a punta de prepotencia hizo lo que vino en gana y se pasó el torneo construyendo su propia vida de acciones desquiciadas y decisiones rematadas, que ha construido su castillo de naipes con los halagos tempraneros y que ha desposado a la modelo, para desdecir sus propios conceptos errados de lo que es la responsabilidad. Un DT que le pusieron el traje de bombero con casco y botas rojas incluidas, que solo apagará el incendio que le quema la conciencia.
Mientras, el balón descansa su fatiga, disfrazando su pesar con una pálida sonrisa.

Los compadres, realizan un baile por separado, cada uno en su propia casa, cada uno con sus propios motivos para celebrar. Uno presentando la cara lavada con nueva imagen y nuevos sueños, el otro tratando de limpiar toda la mala vibra que le dejó la angustia de verse comprometidos con la desgracia. El merengue suena por el coloso de Ate, mientras que una mano siniestra les baja la palanca de la luz para dejarlos en tinieblas, danzantes y bailarines han tenido que marcharse demasiado temprano de la celebración. Al íntimo la luz se le apagaron a punta de fútbol, el amigo colombiano vino de visita y se llevó a la chica más linda de la fiesta. Mientras, el balón sonríe a medias, aunque se siente a gusto, le atormentan las dudas, presiente que este año lo tratarán con mucha dureza, a pesar que ha llegado un “Maestrito” que siempre lo trató con cariño.

En tienda rimense hay alegría, porque no tuvieron fiesta de inauguración y sin embargo se fueron de frente a celebrar al bar, hay tres razones para hacerlo, hay tres razones para alimentar la esperanza, aunque en la red no quedaron demasiadas diferencias, vale el buen inicio. El tiempo será quien le brinde el espaldarazo o el cachetazo que lo vuelva a la realidad. Mientras, el balón descansa tranquilo, esta vez se ha quedado aletargado de tanto grito en la tribuna, en un rincón del camarín se ha quedado dormidito esperando que mañana lo despierten temprano para que vuelva a sonreír.

Todos empiezan a olvidarse de los jóvenes y su fracaso, de los dirigentes y sus yerros continuos, nuevamente todos empiezan a llenarse la boca de sus colores preferidos y a pintarse las insignias en el pecho. Los gritos ya no son de abucheo y han cambiado sus estrofas, Todos empiezan por agitar banderas desiguales con una sola consigna. Esta vez,
la lucha es por sus propias ideologías y su propia camiseta.

-Ojalá y esta vez sí se hagan las cosas en serio- Dice la sensatez.
-Es hora de olvidar el pasado- dice optimista el sentimiento.
-Esta vez seremos campeones- Grita con euforia la Pasión.
-Solo queda seguir apostando por lo que tenemos- agrega la ilusión apretando el puño.

Mientras el balón espera acurrucadito a que suene le pitazo inicial para volar nuevamente por los aires, tratando de ser feliz en su diario devenir que lo hace ser parte importante de estos devaneos insensatos de fútbol.