Apremios por uniformes de fulbito

Era muy corto el tiempo para cumplir. En que bendita hora, acepté ser el encargado de comprar los uniformes para nuestro campeonato de fulbito. El equipo debía desfilar el sábado temprano, y era un día de miércoles. Buscaba en mi agenda, direcciones y teléfonos de proveedores, sin resultados. Decidí hacer la mejor jugada, no me quedaba otra. Fue entonces que ingresando a Internet, accedí a la versión de las Páginas Amarillas On Line. Encontré muchas alternativas. Por supuesto que pude conseguir los uniformes a tiempo, hasta un banderín deportivo, que hoy descansa junto a la copa de Campeón del torneo.

Corazón de león para triunfar

El tiro de esquina se iba a ejecutar. En el área se arremolinaban los jugadores del Milan para defender y los del Catania para intentar meterla al arco de Kalac. Todos esperaban el centro punzante, a media altura buscando el testarazo letal. Mascara decidió tirarla mas a la aventura, fuera del área, en lugar de hacerlo donde todos se emparejaban. El balón vino desde lo alto, casi como haciendo una parábola, el ‘loquito’ Vargas se fue haciendo visible, la fue midiendo con centellante precisión, antes que tocara el piso y sin miramientos, el peruano, le pega seco, furibundo y el balón fue despedido con una fuerza brutal, que se metió debajo del primer palo, haciendo estéril el esfuerzo del arquero. Un soberbio golazo, que levantó la tribuna y hoy ha gestado que los principales medios que cubren el ‘calcio’ italiano, se rindan ante este corajudo Vargas, con títulos de ‘salvador’, que tiene siete pulmones y un corazón tan grande como la camiseta 'rossazzurra'. El peruano corre, se apodera de la banda de la izquierda y recupera sin problemas", añaden.

Que el presente del ‘loco’ es espléndido, no hay duda. Su futuro le pinta una acuarela promisoria, y aquel tiempo –de aquí a junio- que le queda en el Catania, mas allá de perjudicarlo, es una forma de hacerlo mas pretendido y por ende la cotización en euros crece de manera vertiginosa, como los deseos de los grandes equipos por tenerlo en sus filas. Resulta orgulloso para los peruanos, que un jugador de estas características, se sume al grupo de los privilegiados futbolistas que triunfan en Europa.

Atrás se quedaron, esos ingratos recuerdos, cuando era jugador de la “U” en épocas de reinado del inefable Alfredo Gonzales, cuando nadie le daba un peso a su valía y este ladino personaje, lo echó del equipo aduciendo que no tenía razón de hacerle un contrato profesional. Tiempos en que el ‘loco’sin equipo se ‘recurseaba’ jugando fulbito en el Terrazas, a 30 soles por partido. Tenia que entrenarse por su cuenta, con el ‘cuto’ Guadalupe, corriendo toda la costa verde, bajando desde San Miguel. Aquellos tiempos cuando en el Terrazas, le hizo un par de ‘caños’ a ‘chalaca’ Gonzales, faltándole el respeto, lo que posteriormente le valió para que el mismo entrenador, lo convenza de regresar al fútbol y hoy sea de alguna manera su mentor. Fue el mismo DT, quien le puso el apelativo de “chucky”, por la cicatriz que tiene en la frente.

El buen ‘loquito’ no la paso nada bien. Llegar a donde está ahora, ha sido a puro dolor, a punta de empuje y un corazón indomable. Su periplo por tierras argentinas, tuvieron altibajos, pero en cada obstáculo ha sabido hacerse fuerte y solo retroceder para dar el salto mas grande. Dueño de una pegada temible, fue en tierras gauchas, donde un par de goles al mismísimo Boca Juniors, lo que le valieron que emigre al calcio italiano. El ir a un club chico, ya era un gran reto, en una liga de nivel superlativo, hubiera sido normal que pase desapercibido.

Pero hoy Juan Vargas, o el “chucky”, vive horas felices, los mejores equipos del calcio italiano ya le pusieron el ojo, solo es cuestión de tiempo, para que un peruano logre estar en la élite de los consagrados. A él le ha costado llegar y seguro que será mucho mas difícil el poder mantenerse, pero estamos seguros que lo va a lograr, porque este ‘loco’ tiene mucha fibra para jugar y un indomable corazón de león para triunfar.

Los pecados ajenos de un futbolista

Miguel es un padre abnegado. Está desempleado y hace esporádicos trabajos de albañilería. En el barrio lo llaman “Miguelón”. De sus hijos, Eduardo, es el engreído, porque se parece mucho a él y aunque Ángela -su hija menor- tiene la carita dulce, el hijo hombre, de alguna manera, lo hace verse reflejado. Miguel es un apasionado del fútbol y tiene entre sus frustraciones, el no haber llegado a ser futbolista profesional. Cualidades no le faltaron, su porte de moreno alto y bullidor le dieron en su momento la posibilidad de ser un centro delantero de renombre. Un accidente lo dejó con una cojera permanente y la visión borrosa.

Eduardo, juega alegre con sus amigos y muestra a sus cortos nueve años, muchas condiciones para el fútbol. Entre los amigos de “Miguelón, comentan la cantidad de dinero, que ganan hoy en día los futbolistas. Los que han visto a Eduardo, le auguran un futuro promisorio. El mozalbete, aún no percibe que su padre lo ve como la posible solución a todos sus problemas y la vía más rápida para salir de la pobreza. En ello anda preocupado y confía ciegamente, que del Alianza Lima –donde está jugando su chico- dé el paso hacia la consagración y pueda ser un nuevo ídolo del fútbol peruano y algún día jugar en Europa.


Michael, es un muchacho de clase media, que desde muy pequeño apuntaba a ser figura en el fútbol, sus padres siempre le dieron su apoyo incondicional. El ser de familia acomodada, le brindó un plus adicional, que no tenían otros chicos de su edad y era común que lo lleven a entrenar a la Florida, en el Rímac, donde siempre llegaba en la camioneta de su padre. Fue jugador desde infantil y pasó por los niveles juveniles, hasta que lo pasaron a integrar el primer equipo, donde hoy se erige como uno de los mejores delanteros del Cristal. Su porte y velocidad lo hacen diferente a los demás y a sus cortos 18 años ya lleva un mundial Sub-17 a cuestas. Es muy posible que el próximo año se vaya a jugar a Europa, su padre –quien es su apoderado- ha declarado a la prensa que hay un 90% de posibilidades de concretar el traspaso, ello prácticamente garantizará el futuro económico de Michael y también, como no, el de su propia familia.


Adrián tiene 23 años, pero ya es un jugador consagrado. Juega en uno de los mejores equipos del calcio italiano. A despecho de su juventud, ha sido seleccionado varias veces. A nivel internacional ya es muy respetado. Su cotización ya bordea los 10 millones de euros y existen muchos clubes que están interesados en sus servicios. Un tema de negada paternidad, le acarreo problemas judiciales que han sabido solucionar, los consejeros de su entorno. Acaba de anunciar que va a tener su segundo hijo y saborea con deleite los privilegios que le brinda el fútbol. Asesorado por sus representantes, ha comprado propiedades en Lima y, ha sabido invertir bien su dinero en la bolsa europea. Prácticamente ha definido su futuro económico a tan corta edad. Cuando le toca vestir la casaquilla nacional, la afición cifra en él sus esperanzas, pero aún no ha podido revertir con creces a esa confianza. Algunos lo acusan de no dar todo de sí, otros lo defienden a ultranza. Adrián no se hace problemas y siempre tiene una buena excusa para respaldar, porqué destaca en su equipo y no en la selección.

Braulio y Alberto, son dos jugadores recorridos y triunfan también en Europa. Juegan en equipos de países distintos, pero se conocen de siempre. Han hecho su vida lejos de su patria, en un entorno diferente, lleno de comodidades y lujos propios de sus equipos de renombre que, continuamente luchan ligas de nivel superlativo. Braulio –el más exitoso- ha hecho una carrera al lado de jugadores de élite y en el firmamento internacional tiene un nombre bien ganado a punta de goles. Alberto, tuvo un paso previo por Argentina y de allí hasta la Liga Premier, en Inglaterra, donde ha sabido mantenerse, en base a calidad y su buen pié para jugar al fútbol. Ellos al igual que otros jugadores que militan en clubes europeos, han adquirido un nivel económico respetable y en nada se asemeja a lo que humildemente vivieron en su niñez, en su barrio y en su país. Aunque su edad, cercana a los 30 años, sea una desventaja, han sabido amasar una gran fortuna y hoy pueden avizorar un futuro favorable y cuando dejen el fútbol, podrán llevar una vida holgada.

Cuando Walter cumplía los 18 años, nadie tenía dudas que estábamos ante la mayor promesa del fútbol peruano. Su promedio de goles era insuperable y era el jugador de moda. Hoy a los 32 años, Walter es un jugador acabado, que ansía culminar su ciclo en el Alianza Lima, equipo que lo vio nacer. La vida alegre, libertina y desenfrenada, le pasó la factura en el fulgor de su éxito, cuando se creyó dueño del mundo, despilfarró dinero y también gran parte de su juventud, sin remediar el daño que se hacía. Nunca escuchó las voces amigas y la de su propia familia. Aquella promesa del fútbol, se quedó perdida en el tiempo y sus escándalos fuera del verde, fueron carne de cañón y portada de los pasquines y programas faranduleros de la TV. Hoy, Walter solo es un recuerdo marchito de aquellos buenos tiempos y lleva a cuestas un legado de arrepentimientos inútiles, que solo apaciguan sus cansados días que le quedan en el fútbol.

Huber Solis fue un prodigio del balón y nacido para el fútbol. Su nombre cruzó fronteras y hoy es recordado en Europa con mucho cariño. En el apogeo de su carrera, jugó en el Barcelona de España y dejó un grato recuerdo, que el hincha azulgrana guarda hasta hoy presente. Cuando le tocó vivir los buenos tiempos, su apego a la vida nocturna y el derroche de dinero, fueron un común denominador que acompañaba sus días difíciles. Nunca estuvo preparado para administrar el buen dinero que ganaba, gracias a su extraordinaria gambeta. Hoy cada vez que mira su foto y las figuras con quienes alternó, deja escapar una lágrima escondida, por todo lo que no supo aquilatar, en su momento de gloria. Su hijo Jordan –nombre en honor a un extraordinario jugador Holandés- que tiene su mismo estilo de juego, ha seguido su huella y hoy a sus 27 años, deambula en equipos sin nombre, solo para sobrevivir. Cuando todos lo tildaban de sucesor de su padre, llegó a militar en la U y el Alianza. El dinero que ganó, fue en mucho, gracias al nombre de su padre, pero lo dilapidó, tan igual o peor que su propio progenitor. Hoy ambos, no pueden mirarse al rostro sinceramente, por una cuestión de vergüenzas mutuas, falsos paradigmas y un orgullo maltrecho.

El fútbol deja muchas historias, algunas placenteras y otras afligidas, unas sobresalientes y otras patéticas. Personajes que una noche vivieron las penurias de la pobreza y al siguiente día, pululan los lugares prohibidos de la lujuria y la ostentación. Hombres que fueron niños nobles y se hicieron esclavos del derroche, de un dinero fácil de obtener, pero a veces tan peliagudo de administrar. Dinero que corrompe conciencias y conductas, que terminan por fragmentar sus propias responsabilidades. Dinero que pervierte integridades y hace que el sentimiento sea una simple forma de ganar adeptos. El fútbol hoy en día, es un negocio rentable, una industria. El futbolista ha dejado de ser un atleta, que demuestra su talento y encandila los ojos de los hinchas y defiende a muerte los colores que representa. Hoy en día, el futbolista, es un producto que se vende al mejor postor, una mercancía que se ofrece en vitrina y alimenta los bolsillos de ladinos personajes, quienes giran en su entorno.

El tiempo se irá llevando muchas tardes de fútbol, muchas alegrías y lágrimas que se desparraman en una tribuna. Los días se irán pasando como ráfagas de viento por el césped de una cancha de fútbol y cada mañana cuando el sol aparezca entre las cumbres de la indigencia, un niño, aprisionando su balón saldrá a divertirse, pensando emular a sus ídolos del fútbol. Quizás logre llegar muy alto o quien sabe termine, como tantos niños y jóvenes que desperdician su talento, perdidos en el anonimato de las drogas o el alocado desmadre de la delincuencia juvenil.

Mientras tanto Eduardo, podrá estar jugando ya en primera o quizás emigrando a Europa, en tanto “Miguelón”, pasará a ser, el favorecido padre del futbolista famoso y millonario; Ahora podrá operarse de su cojera y mejorar su visión. Michael, ya consagrado, le hará compañía a notables virtuosos del balón en Alemania, consolidando lo que fue su origen y su suerte para con la vida misma. Quizás al mismo tiempo, Adrián, Braulio y Alberto, a pesar de ser estrellas del balompié mundial, estén tratando de limpiar sus nombres, junto a otros compañeros, por un escándalo de alcohol, mujeres y lujuria, suscitado en un hotel capitalino, después de defender –con honor, según ellos- las sedas de la selección nacional. Lujos impropios –dicen algunas voces- que se suelen dar, cuando se tiene el dinero fácil y el raciocinio escaso.

Talvez Walter, haya logrado que Alianza lo contrate para terminar su carrera futbolística y así evitar la deplorable situación, de seguir avivando sus miserias. Quizás Huber Solís, se haya reconciliado con su hijo Jordan y entre la tertulia de unas cervezas sobre la mesa, charlen de lo distinto que pudo ser su destino, si hubieran sabido aprovechar su oportunidad. Al mismo tiempo recapacitarán que el fútbol, es una profesión de fácil acceso, pero de poca vigencia. Que puede traer mucha bonanza y un futuro privilegiado, pero que así, como brinda mucho dinero y puede crear jóvenes millonarios y transmutar familias, también engendra muchos pecados. Algunos son visibles, pero otros -la gran mayoría- suelen ser intangibles, y resultan ajenos a su propia vivencia, aquella que empieza, desde que se aprende a patear un balón y se arrulla, el añorado sueño de llegar a ser algún día, un gran futbolista.

PD:
Cualquier parecido o semejanza con la realidad, es pura casualidad y una cándida coincidencia.

Que dificil se hace hablar de fútbol

Que difícil se hace hablar de fútbol, ese que nos endulza el alma, que nos apasiona y que cada semana nos roba el reloj para ir a la cancha o para sentarnos con unas cervezas, frente a la TV, para refrescar las exaltaciones desinhibidas que guardamos en nuestros corazones. Que difícil se hace mirar y hablar de nuestro fútbol, en estas horas de resaca por un campeonato anodino de un final inverosímil, pero tan real como nuestra propia idiosincrasia.

Que difícil se hace hablar de fútbol, cuando aún está en nuestras retinas esas risitas nerviosas del “Chemo”, cuando el equipo de todos era vapuleado de la manera mas degradante en Quito y como corolario de aquella debacle, explotó el escándalo, de la francachela llena de licor y lujuria, del Hotel donde supuestamente se concentraba, vivida como diría Del Solar “bajo la piel”. Cuesta creer que en menos de lo que se pensaba, tengamos cuatro jugadores referentes sancionados y otros a la espera de la sentencia. Aunque el pueblo ya dio su veredicto y los mandó a la horca, sin juicio de por medio.

Cuesta hablar de fútbol, cuando las voces que fueron el dedo acusador, en el escándalo del hotel, hoy muestren su disposición para silbar bajito y mirar para otro lado y se esté mascullando entre dientes, una “última revisión”, para de alguna forma darle la palmotada en la espalda al “Chemo”, en su arrogante posición de hacer todas las investigaciones, por cuenta propia y guardarse los resultados en el diván de su cuarto, vaya uno a saber si es el del mismo hotel de marras. Está claro que tonto no puede ser Del Solar, pero que sigue pensando como jugador, es más que visible, aunque vale la pena recordar que los miles de dólares que incluyen la rescisión de su contrato, avivan el raciocinio hasta al más distraído de los mortales.

Cuesta hablar de fútbol, cuando mientras unos quieren justicia, Burga se sigue zurrando en las leyes y enfrenta hoy a los clubes que han determinado que se juegue con 14 equipos y quieren darle el mensaje directo a la FPF para que no les digite como deben jugar su propio campeonato. La asamblea que aglutina a los equipos de la ADFP quiere lograr que el 2008 se juegue con 14 equipos y que el decimocuarto salga de un partido entre el Águila y el Minero. Hasta allí todo parece normal y resulta lo más ecuánime. Pero en esta disyuntiva, aparece la voz en cuello del Muni, mas aún con el patético respaldo que recibe de su nefasto presidente, ahora que recuesta la cabeza en el saco de Burga. Si el partido entre Águila y Minero no estaba estipulado en las bases, no existe razón para negar que el Muni sea parte del triangular de la disputa, argumento dejado de lado justamente, porque no estaba contemplado en las bases. Pero si de cumplir el reglamento se trata, el Muni debería estar preparando su equipo para afrontar la segunda en el 2008, aunque ello rompa los corazones y las esperanzas de los hinchas de corazón edil.

Cuesta hablar bien de nuestro fútbol, cuando miramos la tabla de posiciones del clausura. El Bolognesi y San Martín, preparan armar equipos competitivos y afrontar la copa Libertadores. El premio a las administraciones serias, responsables y modernas, los ha dejado en la antesala de representar lo mejor del fútbol peruano, los llamados grandes han quedado relegados a mirar el horizonte de la resurrección. Pero los refuerzos no garantizan un buen equipo, más bien vayan alimentando los ojos de codicia, de ladinos empresarios que miran la copa, como un ansiado botín y esperen repartijas que solo saciarán apetitos voraces, personales, pero de participación digna y representatividad honrada, nada de nada. Por lo pronto los rivales obtenidos por sorteo, ya se frotan las manos, para enfrentar a los equipos más débiles, accesibles, según el panorama internacional que arrojan las estadísticas. Duele decirlo, pero es la verdad pura.

En el comienzo de este 2008, cuesta aún hablar de fútbol. Esperemos que los resultados, los buenos claro está, sean deseos consumados y nos brinden algún refresco a esta resaca de malos momentos, que han resquebrajado nuestra ilusión, de seguir esperanzados a que nuestro futuro en forma de balón, tenga un mejor destino.